El zángano que adelanta la Navidad


Para qué esperar diciembre, o noviembre, si octubre es un mes bonito y, viéndole bien, forma parte de los tres últimos meses del año. Por eso: decreto desde ya la Navidad.

Que hay muchos problemas que resolver en Venezuela, ¿y dónde no los hay? La vida es una sola y si Dios te dio la suerte de ponerte arriba, aunque carezcas de credenciales, no es tu culpa, échensela a El y a los que quieren que te mantengas adormilado, con la panza bien inflada y viendo sin rubor alguno cómo los de abajo se marchan o se calan este estado de cosas.

De tal modo que esta es la realidad. Si no tienes virtudes ni esa vaina que llaman moral, tal cual los que te rodean, para qué te vas a devanar los sesos y pedir al Altísimo humildad y sabiduría para arreglar entuertos que, si bien los atribuyen a nuestras fallas, al fin y al cabo la historia, que es contada por los victoriosos, te absolverá y tal vez te gratifique colocándote entre los dignos hombres que parió Venezuela.

Por ahí me dicen que los hospitales no tienen nada y que los enfermos se mueren sin atención ni piedad, igual que quienes los atienden; que los jubilados protestan por su salario miserables, que ninguno de los servicios públicos sirve, que no hemos cumplido con la promesa de normalizar el infierno del suministro de combustible, que los cuerpos de seguridad se llenan con el cobro de dólares en las “bombas” y alcabalas, y que miles de familias se acuestan sin comer.

Y entonces les digo: primero, yo no traje el COVID; segundo, la crisis económica es por el bloqueo criminal de los yanquis a pedido de los opositores; tercero, no voy a darle un parao a los uniformados, porque a través del matraqueo es que se mantienen, prosperan y no piensan en tumbarme; cuarto, cada quien que asuma su barranco: si nacieron pobres o quedaron en la lata, pídanla al Señor que los remedie o a José Gregorio Hernández que los cure. Bastantes zánganos tengo que atender para estarme ocupando de tantos clamores.

Volviendo a lo de la Navidad, ¿a quién no le gusta? Uno le saca el cuerpo a los problemas. A mí me encanta… ¡Aaah! De solo pensar suspiro por esa mesa repleta de alimentos importados (no los de Saab, nuestro malquerido embajador, que son para el perraje, así es que dicen, ¿no?) y que debieran probar, al menos una vez en la vida, mis compatriotas venezolanos caídos en desgracia.

Mientras tanto, como ya es Navidad en Venezuela, nosotros brindaremos todos los días porque se alivie tanta penurias, dolor y llanto. ¿Ven? No somos tan malos como pregonan los envidiosos. Eso sí, no me pidan más. Cada quien que cargue su cruz…





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El zángano que adelanta la Navidad El zángano que adelanta la Navidad Reviewed by Alejandro Domecq on 15:28:00 Rating: 5

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