Los zapatos que tocaban a la puerta


Los objetos no solo cumplen la misión para lo que fueron hechos. Van mucho más allá. Unos zapatos que están en venta servirán para cubrir y proteger los pies. Mas, pueden adquirir otras tantas dimensiones; depende de quien se los pone y de lo que simbolizan.


Esta reflexión viene al caso cuando el recuerdo me llevó a una pequeña historia contada por un compañero de trabajo. Sus ojos enrojecieron y luego le fue imposible esconder una o dos lágrimas. Se acordó de su padrino, o literalmente de los zapatos que veía por la rendija de la puerta que daba a la calle.


Cada madrugada, como para no hacer ruido, tocaban tímidamente a la puerta, y luego una voz casi apagada, en susurro, le seguía… Comadre cómo amaneció, bien compadre, y al entreabrir la puerta una mano se alargaba; tome; Dios se lo pague compadre; no se preocupe, mándele la bendición al ahijado. Este, a veces lograba despertarse, y solo veía unos zapatos que se disponían a partir. ¡Bendición padrino! ¡Dios lo bendiga!


La iglesia católica tiene dentro de sus preceptos la figura del padrino, quien debe, junto al padre y la madre, conducir por el sendero cristiano o del bien al niño bautizado, y en caso de ausencia o muerte de uno de los padres, debe hacerlo con más ahínco, incondicionalmente. Sobre todo, cuando la comadre en su viudez ha quedado sin manutención.


Pero el personaje de este relato no se conformó con ser un buen padrino, a la vez no quería que nadie supiese que alimentaba a su comadre y ahijado. Lo hacía tan discreto, en perfecta comunión con aquel decir bíblico: que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.


No obstante, la comadre cada vez dependía menos de su compadre; había conseguido trabajar como doméstica o ganarse unos realitos zurciendo o vendiendo cualquier cosita. Pero él no dejaba de llevarle su bolsa con pan, leche, mantequilla o queso. Dios se lo pague compadre; no se preocupe… ¡Bendición padrino! ¡Dios lo bendiga ahijado!


Un día y otro el compadre no apareció tras la puerta. El muchacho, extrañado de no ver los zapatos, le preguntó a su madre por su padrino. Ella se limitó a soltar sus lágrimas. Él, ya grandecito, lo comprendió todo.


Unos zapatos negros, días antes, habían quedado debajo de la cama. Debajo de un cuerpo inerte.





  ¿Qué está pasando en Venezuela? ¡COMENTA! Tu opinión es valiosa para nosotros.
  Gracias por visitarnos, no olvides compartir en tus redes sociales y seguirnos en:
  Facebook.com/Circozuela
  Twitter.com/Circozuela
  Instagram.com/Circozuela
Los zapatos que tocaban a la puerta Los zapatos que tocaban a la puerta Reviewed by Alejandro Domecq on 11:13:00 Rating: 5

No hay comentarios.

¿Qué está pasando en Venezuela? ¡COMENTA! Tu opinión es valiosa para nosotros...

Recuerda que somos una comunidad, así que trata como quieres ser tratado... Gracias!