Sueña con alcanzar la fama y se llama Henry Stephen
De algún modo queremos ser inmortales. Y tal vez por eso la humanidad ha inventado formas de no morir. El recuerdo es su más acabada manera de hacerse eterna. Nos recordamos en olores y sabores, en el tacto, en la escritura, fotografías y pinturas, en la escultura, en la música, las artes escénicas, la televisión, el cine y el video, en cualquier superficie. O en la manera más simple: una evocadora conversación.
Digo esto, y pienso además en cómo se abren las teorías
del tiempo. Una de ellas me atrae mucho. La posibilidad de que el tiempo no sea
lineal, ni venga como la historia de allá para acá. Más bien circular, y que
todo se va repitiendo ad infinitum. De
llegarse a comprobar esta sospecha, ya no habría por qué temer a la muerte.
Nacemos, crecemos y la extinción es solo aparencial, vista desde el plano en
que estamos; limitado por la precariedad de los cinco sentidos.
Imbuido en esta fascinante teoría, que deja, por decirlo
así, abolido el pasado, el presente y el futuro, y ya es una sola temporalidad
eterna que rota siempre sobre sí misma, me imagino a ese niño que está
sugestionado por las canciones que escucha en la radio de los años 40’ del
siglo XX (según nuestra medición tradicional del tiempo), y las tararea en su
hogar cabimense con voz ronquita, y que será el fondo de su sello melodioso.
Él no sabe hasta dónde llegará su talento. Solo canta…
Cantamos sus melodías. Nuestra vecina, la casi señorita de al lado también, y remece
las caderas mientras un ritornelo se expande por todas partes:
‘Mi limón mi limonero
Entero me gusta más
Un inglés dijo yeh yeh
Y un francés dijo la lá’
No hay una canción en Venezuela más pegajosa y emblemática de esos años que el “Limón, Limonero”. Es la década de los 60’ y 70’ de la centuria pasada, pero Henry aún es un niño, y tendrá que esperar para disfrutar de ese éxito sin fin. Tampoco sabe que cantará con luminarias llamadas Aretha Franklin, Miriam Makeba, Roberta Flack y Julio Iglesias. Que pegará otras melodías, como ‘Un vaso de vino’, ‘Carita mimada’ y ‘Te he perdido’. Que también será actor, y que revivirá sus años de gloria entre los 80’ y 2000’… Y que se morirá, tal como el 5 de abril de los corrientes, a los 79 años, por un virus “solomatagente”.
El pequeño Henry Stephen sueña con el estrellato. “Tal vez llegue”, dice su maestra al oírlo cantar. ¿Quién lo puede saber? Falta mucho para la década prodigiosa, y ni pensar para el 2021.
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Sueña con alcanzar la fama y se llama Henry Stephen
Reviewed by Alejandro Domecq
on
11:41:00
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