Te regalo esta canción para que levantes tu frente

El maestro Edinson toma la guitarra, se arrecuesta al escritorio que está junto al pizarrón y entona...

“Hoy sonríe mi corazón 
Hoy por fin ha salido el sol 
Todo es luz, amor e ilusión 
Hoy mis ojos brillan de emoción”. 

Desde entonces esa canción se sembró en mi espíritu y germina cuando parece que la tierra seca y agrietada se dispone a convertir en tinieblas el nublado horizonte. Él nos ofrendó esa melodía cuando éramos unos carajitos de principios de los años 70’ del pasado siglo, y que cantara y compusiera el talentoso músico zuliano Edgar Alexander con su banda ‘Azúcar, Cacao y Leche’. 

“Hoy el tiempo cayó ante mis pies 
Hoy he sido lo que quise ser 
Hoy estoy como quise estar 
Aunque estoy comenzando otra vez...” 

Todos quedamos como hechizados con esa melodía que tiene ese tono melancólico y reconstituyente a la vez. A Juana (“la Turquita”) la más hermosa del salón, le brillaban los ojos y parecía estar enamorada doblemente: del maestro y de la canción. Renny, el indisciplinado, por fin se había rendido no por un puño ni por los regaños de los mayores, sino por la pureza de la canción. 

“Volveré de nuevo a intentar 
Esta vez con mas fuerzas que ayer. 
Solo así podré demostrar 
Lo que vine anhelando hasta hoy...” 

Un silbido melodioso al ritmo de la balada deja escapar el maestro Edinson al terminar el último verso, a modo de imitación de la versión original; la misma que culmina como lo hace Edgar Alexander repitiendo verso y silbido: 

“Volveré de nuevo a intentar 
Esta vez con mas fuerzas que ayer. 
Solo así podré demostrar 
Lo que vine anhelando hasta hoy...” 

Del maestro Edinson supe que se había marchado a los Estados Unidos, de mis compañeros de sexto grado a veces veo uno que otro, una que otra. Ojalá no hayan olvidado esta canción en sus momentos de tristeza, dolores y extravío del sentido de la vida, de sus vidas, que sé que la revivirán cuando una guitarra suene y alguien cante... 

“Hoy sonríe mi corazón 
Hoy por fin ha salido el sol 
Todo es luz, amor e ilusión 
Hoy mis ojos brillan de emoción”. 

Gracias maestro Edinson, gracias Edgar Alexander por esa joya musical tan sencilla como reconfortante.

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