El coronavirus y el régimen se ensañaron contra Hernán y Vidal

Uno (Hernán Alemán) fue tres veces alcalde de Cabimas y diputado de la Asamblea Nacional, y el otro (Vidal Atencio) fue sacerdote, miembro del gabinete regional y comunicador social en Maracaibo. Ambos militaron en la política, cada cual desde su convicción ideológica. No obstante, a los dos los une un destino común: murieron el mismo día (7 de julio de los corrientes) a causa del letal COVID-19, aparte de ser presas de la desquiciada dictadura venezolana.

El coronavirus no tiene ojos, ni alma ni preferencias; ataca por igual al de arriba y al de abajo, como el destino lo hace al modo de un camello ciego, por emplear esa feliz metáfora del escritor Jorge Luis Borges. Pero ellos también fueron atropellados por un monstruo amorfo que sí sabe por dónde va y cómo destruir sin piedad, aunque se trate de sus propios aupadores.

Hernán Alemán llenó como ninguno la vida política de su natal Cabimas. Fue su primer alcalde y repitió una y otra vez. Además fue diputado de la Cámara Legislativa del Zulia y parlamentario de la actual Asamblea Nacional, siempre desde su convicción social demócrata y bajo la égida de su partido Acción Democrática. Dijo no pocas veces y con abierta sinceridad que no había sido un gran alcalde pero los cabimenses siempre votarían por él; y así fue hasta que en las pasadas elecciones fue derrotado. Sin embargo, en su suelo se le recuerda por ser dadivoso, presto a auxiliar monetaria o asistencialmente a cualquiera sin distinción política. Y qué cosa, él que siempre respetó las ideas políticas de sus adversarios y aguantó chaparrones de improperios, fue víctima de los izquierdosos en el poder: lo persiguieron por resultarles incómodo y lo obligaron a dejar su patria.

El ex cura Vidal Atencio abrazó el crucifijo y el socialismo convencido de que esa unión era la más expedita para ayudar a los más necesitados; y por ellos luchó y se entregó por su causa, al punto de que formó parte activa del chavismo-madurismo como miembro del gobierno regional, defendiendo ese modelo político sin medias tintas. Desde su posición de moderador en un canal del Zulia abordaba a los voceros de cualquier oficio, sobre todo en política, bajo un análisis serio y lúcido aunque salpicado de su tendencia socialista. Eso sí, también hacía críticas a la funcionalidad de las instituciones y los procederes de los empleados públicos, tanto civiles como militares. Su lenguaje, en el que no dejaba duda de su acento marabino, era directo, fluido y no pocas veces mordaz. No había duda pues de que era un ferviente defensor de la gente de su región petrolera.

Y mientras Hernán en un audio hablaba con transparencia de que había contraído la enfermedad y luchaba por vencerla, el contagio de Vidal fue envuelto de silencio y mentiras, muy propio del secretismo y la indolencia del régimen. Pero “entre cielo y tierra no hay nada oculto” y el probo médico intensivista Franz de Armas, en declaraciones a la prensa y en su artículo "Adiós Vidal... no tenías por qué ser otra víctima de la trampa de este sistema sanitario", desenmascaró el engaño del nefasto régimen que quiere hacer ver a los venezolanos y al mundo la eficiencia del ciertamente colapsado sistema de salud:

“Desde el domingo 29 (de junio) estaba en la emergencia del SAHUM gravemente enfermo, proyectándose la idea que inmediatamente había sido ingresado en la UCI."

“Cuando me percaté de la situación, yo mismo llamé a distintos personeros del chavismo alertando y exhortando a que lo rescataran. Finalmente el mensaje llegó al gobernador Prieto, quien presionó a la directora del hospital para que lo ingresaran en la UCI, hecho que ocurrió 12 horas más tarde, a pesar de que Vidal tenía una SatO2 de apenas 40 %, siendo los valores normales mayores a 92 %."

“Ya en UCI, conocí su estado y que no recibía el tratamiento apropiado, dado que se seguía el Protocolo del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), el cual es incorrecto. Por ejemplo no se colocaba en posición prono, (Ventilar acostado boca abajo, tal y como debe hacerse con éstos pacientes), porque el protocolo del MPPS no lo contempla y porque la escasez de personal de enfermería lo impedía."

“De nuevo les alerté personalmente, les supliqué que no siguieran ese protocolo, que buscaran la opinión de Intensivistas destacados de la región como el Dr. Gustavo Pineda o Carlos Aguilar. Incluso les ofrecí darle mis recomendaciones especificas e incorporarme al equipo de médicos tratantes. Por el contrario, prohibieron al personal se me diera información”.

¡Oh Dios, si eso le pasó al ‘padre Vidal’ que quedará para los miles de pacientes anónimos sin nadie que vele por ellos!

Con errores y aciertos (¿quién no?), fueron Vidal y Hernán dos servidores públicos, que, a su modo y con plena conciencia, estaban convencidos de estar en el lugar ideológico que les correspondía.

Y tristemente exiliado, uno (Hernán) se fue sin dudar nunca de los malévolos personajes que carcomen a su país y de que los venezolanos tuvieron un pasado mejor; y el otro (Vidal), no menos afligido, es muy posible que aún en su agonía siguiera creyendo que Cristo y el socialismo pueden ir de la mano en busca de la patria nueva.

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