Te deseo que no te saques la lotería
Muchos sueñan con un ‘golpe de suerte’, de esos en que alguien se levanta pobre y se acuesta empapelado de billetes. Sacarle al destino una tajada millonaria, una vida a cuerpo de rey, con el mínimo esfuerzo, tal parece un escondido anhelo de la raza humana.
He tenido la fortuna (gracias a Dios) de no tocarme una repentina lluvia monetaria, sino de conocer a cuatro personas en Venezuela que acertaron al blanco de la lotería y las carrreras de caballos, de las que no mencionaré sus nombres por razones obvias. Pero, lo que sí pude notar fue que la aguja se inclina hacia una suerte perecedera más temprana que tarde. De esos cuatro sortarios solo uno pudo conservar su riqueza. Los demás perdieron el dinero en diferentes circunstancias.
Hablaré primero del que tuvo la dicha de una vejez holgada económicamente con el apoyo del juego de azar. Se trata de un italiano con quien entablé amistad en mis primeros años de periodismo en Upata, estado Bolívar. Me contó que en las postrimerías de los años 50’ del pasado siglo, muy joven aún, selló un cuadro del 5 y 6 (así se llama a las apuestas de carreras de caballos en Venezuela) y resultó el único ganador, pero tal era el dinero a pagar que cuando las autoridades de la dictadura de Pérez Jiménez se enteraron de que era un extranjero el feliz ganador, decidieron dividir el premio con un venezolano. “De todas maneras me cancelaron una buena cantidad y de cocinero en Caracas me vine a Upata y monté mi restaurante”, me comentó. Ese restaurante se convirtió además en un modesto hotel, pero ya a mediados de los 90 se mudó a un gran edificio. Su vejez transcurrió sin sobresaltos económicos.
Otro ‘afortunado’ con las patas equinas fue un laborioso trabajador del Zulia, quien junto a su hermano en los años 70´, esta vez fueron los únicos ganadores. Fundaron una empresa que prosperó y dio empleo a cientos de personas, y supe lo considerado que fue con sus obreros y lo receptivo en el trato con los demás... Hasta que le cayó una plaga en la primera década del 2000 que venía comiéndose todo lo que olía a propiedad privada y, aunque resistió, finalmente no pudo recuperar la compañía y sus bienes. No murió pobre, pero fue evidente su merma económica.
En el mismo estado Zulia a finales del siglo XX, un joven obrero en precarias condiciones económicas, brincó de alegría al saberse ganador del entonces novedoso Quino. Soltó sus escasas herramientas de trabajo y, aconsejado por algunos amigos, invirtió su dinero en un ingenio azucarero. Aparentemente todo iba bien, pero la empresa fue decayendo y muy pocos años después entró en quiebra y lo perdió todo. Su hermano pudo conseguirle un empleo en Pdvsa que le dio una vida normal; pero, por desgracia, no contaba que la plaga roja también iba a acabar con la empresa petrolera. Hoy, como la mayoría de los venezolanos, vive a duras penas.
Cierro con uno de los primeros “suertudos” que se sacaron el Quino en tierras zulianas. Vivió un jolgorio, compró camionetas de lujo y otros artículos no indispensables sin pensar que un dinero mal administrado se esfuma pronto. Y así fue. Si no pasó hambre fue porque su viejo y fiel automóvil le sirvió para volver a su trabajo de siempre: chofer de ‘carro por puesto’.
De seguro que hay miles de ejemplos en el mundo de lo que le depara el destino a los individuos que le ‘pegan a la lotería’. Y es muy probable que, como los casos citados, un alto porcentaje vuelve a sus vidas anteriores.
Creo, ademas, que eso de ganar un premio sustancioso lleva aparejado una serie de inconvenientes o perturbaciones. Muchos han tenido que levantar muros alrededor de su mansión, o mudarse a donde nadie los conocen, hastiados de ladrones, extorsionadores, pedigüeños, oportunistas y toda sarta de sujetos que solo se acordaron de ellos cuando supieron de su fortuna... Tocan a tu puerta personas que te dicen ¿ya no me conoces? De la nada, aparecen supuestos parientes; de las piedras salen algunos a tu paso. Francamente, eso no es vida. Aunque seas un nuevo millonario. Los habrá también quienes se envanecen con la plata, y olvidan su origen humilde y a los demás.
Por eso, lo mejor es aconsejar al prójimo que se esfuerce por alcanzar los sueños en base al talento con que los premió Dios, y desearles, de paso, que no se saquen la lotería.
¿Qué está pasando en Venezuela? ¡COMENTA! Tu opinión es valiosa para nosotros.
Gracias por visitarnos, no olvides compartir en tus redes sociales y seguirnos en:
Facebook.com/Circozuela
Twitter.com/Circozuela
Instagram.com/Circozuela
Te deseo que no te saques la lotería
Reviewed by Alejandro Domecq
on
13:59:00
Rating:

No hay comentarios.
¿Qué está pasando en Venezuela? ¡COMENTA! Tu opinión es valiosa para nosotros...
Recuerda que somos una comunidad, así que trata como quieres ser tratado... Gracias!