Maduro ve Neflix con la panza llena durante la cuarentena
Hace unos días el mandón socialista recomendó a los ciudadanos de su país ver la serie de Neflix “La Casa de Papel”, al mejor estilo burgués, como si la mayoría de los venezolanos les sobrara dinero para adquirir los servicios de streaming y no tuvieran más preocupación que el coronavirus. Una muestra de la irrealidad o el cinismo en que viven los jerarcas de la dictadura venezolana.
“Recomiendo muy especialmente La Casa de Papel, cuarta temporada, la vimos el fin de semana Cilia (su despreocupada esposa) y yo; me gustaría conocer a los actores y actrices de (La) Casa de Papel, son como familia, buenísimo y ese canto de abelachao... abelachao, abelachao, chao, chao...”, terminó canturriando con voz fofa quien es buscado por la justicia estadounidense.
Qué pensarían los venezolanos confinados, incluyendo el populacho fiel a la narcodictadura, al escuchar esa sugerencia insólita y no menos cruel, digna del realismo mágico latinoamericano, mientras familias enteras se iban a la cama sin nada en el estómago o a medio comer.
Al manganzón se le puede imaginar acostado ‘a cuerpo de rey’, con una mano detrás de la nuca y con la otra sosteniendo el control viendo la serie de Neflix y soltándolo de cuando en cuando para meter la mano en una bandeja (tal vez de plata) y llevarse el costoso bocado (¿chocolate italiano, Nutella?) a su antojadiza boca. “Cilia, dile al chef que quiero para mañana en el desayuno pan español bien tostado con huevitos de codorniz y mermelada, y por supuesto jugo de naranja californiana”, diría el mismísimo usurpador presidencial.
Se comenta que al ferviente defensor del régimen cubano para nada le ha gustado vivir modestamente ni mucho menos sudar el cuerpo con trabajo. Su salto de conductor de autobuses y sindicalista de El Metro de Caracas (lo acusaban de reposero) a flamante canciller y luego a mandatario nacional gracias a la bendición de Chávez, le han servido para incrementar su holgazanería.
Pero no ha sido egoísta en su perezosa y mediocre existencia. Bajó el horario de trabajo de los venezolanos de ocho a siete horas, con lo que se incrementaron los descansos compensatorios, tal como si el país tuviera una sobre producción de bienes.
¿Qué pasó después? Terminó de agravar la economía venezolana, pues los pocos empresarios privados que se habían salvado de la ola expropiatoria, ahora estaban obligados a contratar más personal para suplir a los que descansaban, aparte de cargar con los constantes aumentos salariales por decreto y las sucesivas devaluación del bolívar que cada vez le servían menos para adquirir insumos y reponer el inventario.
Cómo podría sostenerse así la producción. Por desventura, en la medida que se cerraban las plazas de trabajo, los últimos platos rotos lo terminaron de pagar los trabajadores al quedar en la calle sin empleo. Lo que sucedió después, entre corrupción y también destrucción de empresas básicas del Estado, incluída la industria petrolera, fue una especie de cataclismo contra la inmensa mayoría de los venezolanos.
Entre tanto, Maduro y su gente privilegiada pasan feliz la cuarentena por el coronavirus que no piensan levantar, porque el país está paralizado no tanto por la peste sino por la falta de combustible, y de allí el forzado y conveniente confinamiento colectivo que les es propicio, aunque se mueran de hambre sus habitantes como perecieron los judíos en los campos de concentración nazi.
Eso sí, mientras la raquítica población está obligada a morir de inanición encerrada en sus hogares, no deben perderse ‘La Casa de Papel’ que está buenísima...
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Maduro ve Neflix con la panza llena durante la cuarentena
Reviewed by Alejandro Domecq
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16:15:00
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