No va la intervención militar de EE.UU a Venezuela
Para aquellos
venezolanos dentro y fuera del país, e incluso para otros tantos
extranjeros, que albergan la esperanza de una intervención armada
estadounidense como recurso infalible para arrancar de cuajo el ignominioso
régimen comunistoide chavista-madurista y con ello sacar a Venezuela de su
postración, ya es hora de que se enteren de una buena vez y entren por el aro
de la realidad política: esa opción no se materializará. ¿Razones? Simplemente
por la negativa mayoritaria de los países latinoamericanos y del propio Congreso
de Estados Unidos.
Parece ser que el secreto político es tan necesario a veces
como el secreto militar. Cae al dedillo este planteamiento con el drama
venezolano. Seguramente quien lee estas líneas es de los que están inmerso en
la puja de si es preferible la intervención militar o el diálogo, y
sucedáneamente la prensa ha informado en los últimos meses de los contactos entre
el cuestionado gobierno socialista y la oposición venezolana, auspiciados por
el arbitraje de Estocolmo, cuyo capítulo más reciente fue el frustrado
encuentro en Barbados. Lo que se habló y por qué se trizó este diálogo ha quedado
hasta ahora en el terreno de la especulación.
Lo que sí que pocos sabían, o más preciso, ignoraba la
opinión pública, era que emisarios de Donald Trump y personeros de Maduro y
Guaidó -paralelamente a la iniciativa de Estocolmo- han venido también
conversando y explorando salidas a la crisis del país bolivariano, lo que echa
al traste con la tesis o presunción de que el furibundo gobernante
estadounidense no alentaba los diálogos y prefería someter al régimen a la
presión, sanciones y embargos como forma de ahogarlo financieramente, de modo que
no pudiera aprovechar los recursos para atornillarse más, y no le quedase otra
opción que el cese de la usurpación del poder.
Es decir, mientras Trump y compañía amenazaban e insinuaban
que de un momento a otro se produciría una incursión bélica en tierras
venezolanas, pues el régimen con el diálogo lo que hacían era burlarse de las
buenas intenciones opositoras para ganar tiempo y apaciguar la ebullición
colectiva; y a su vez Maduro y sus secuaces pregonaban que Trump con la
intervención solo ambicionaba apoderarse de las riquezas petroleras y otros
minerales... ¡Pum!, estalló la bomba comunicacional: dialogan, conversan,
negocian una solución a la catástrofe venezolana. En política también a veces nada
es lo que parece ser. El secretismo debe imperar.
Y entonces se da con la verdad del por qué de este juego de más
sombras que luces, de este aparente (¿o evidente?) doble discurso. La misma
llegó bien clara a través de la declaración de una fuente confiable, se trata
de Daniel P. Erikson, ex asesor para América Latina del vicepresidente
estadounidense Joe Biden:
"El problema con una intervención militar es que no
tiene apoyo en la región. Puede fracturar la alianza de países que están
apoyando al gobierno interino de Juan Guaidó y provoca mucho conflicto dentro
de los Estados Unidos. El Partido Demócrata está totalmente en contra de una
intervención en Venezuela. El Partido Republicano también. No es una
alternativa real. No hay muchos beneficios", declaró Erikson al portal
informativo Infobae.
Sí, es el fin de la ilusión intervencionista; pero hay un
aliciente. El hecho de que es EE.UU el que esté sentado junto a la oposición no
le da mucha libertad a los evasivos socialistas a demorarse como antes para no
llegar a nada. Bien lo ilustra Leandro Rodríguez Linárez en su lúcido artículo USA
FACE TO FACE publicado en Noticiero Digital:
“El que sea Estados Unidos quien ahora enfrente al régimen
cara a cara traerá consecuencias tempranas. En los diálogos con intermediarios
surgían mil excusas por parte de los negociadores, ahora con el país de mayor
peso geopolítico del planeta el escenario cambia, ya no hay lugar para pasos
temblorosos. El asunto es maniqueo, o el castrismo sale ganando de una forma
casi definitiva (probabilidad casi nula) o su ilegalidad/ilegitimidad se
impondrán dando lugar al cese de su usurpación… no hay grises”.
En todo caso, diría alguien con sentido práctico, no importa
si hay secretos políticos, lo vital y perentorio es que los venezolanos salgan
de un modelo de Estado fracasado y devastador, aunque no sea por la vía más
corta: la intervención armada foránea.
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No va la intervención militar de EE.UU a Venezuela
Reviewed by Diego Piñero
on
20:44:00
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