¡RASCÁNDONOS LA CABEZA! Resolución OEA: Presión internacional versus inercia nacional
Con 19 votos a favor, 11 abstenciones y cuatro votos en contra, el 5 de junio de 2018 fue aprobada por la Asamblea General de la OEA una resolución sobre la situación en Venezuela. El documento es relevante porque además de declarar que el proceso del 20 de mayo “carece de legitimidad”, hace un llamado a los países miembros y observadores de la organización a implementar “medidas que estimen convenientes a nivel político, económico y financiero para coadyuvar al restablecimiento del orden democrático en Venezuela”. Esto abre la puerta para que diversos países latinoamericanos incrementen la presión y adopten medidas análogas a las ya aprobadas por países como Canadá, Panamá y la Unión Europea.
El analista Mariano Alba considera que “países que en recientes votaciones eran férreos defensores del gobierno venezolano optaron por abstenerse, prefiriendo no tomar posición. En este ámbito, por ejemplo, es destacable la abstención de Ecuador, Haití, Nicaragua y San Cristóbal y Nieves”.
“En los 19 votos a favor –acentúa- también hubo alguna sorpresa, como fue el caso de República Dominicana, quien durante mucho tiempo fue un cercano aliado del régimen venezolano. Este cambio frontal de posición es aún más significativo si se tiene en cuenta que fue el gobierno dominicano quien sirvió de anfitrión en las negociaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición venezolana hasta febrero de 2018. Ello sugiere que el propio gobierno dominicano reconoce que no hay intención por parte de Nicolás Maduro para buscar una salida a la grave situación”.
No hay votos suficientes
En su análisis, Alba destaca que la cifra de 19 votos demuestra que todavía no existe disposición suficiente para tomar una medida como la suspensión de Venezuela de la OEA. Para ello, se requiere el voto afirmativo de dos tercios de los países miembros, es decir, 24 votos. Los 19 votos a favor de la resolución son casi los mismos que se concretaron en las discusiones sobre Venezuela en la OEA durante 2017, quedando demostrado que la crisis en Venezuela es un tema álgido en la organización.
“El no haber llegado a los 24 votos debe ser particularmente preocupante para la diplomacia estadounidense, quien llegó a la Asamblea General llamando a la suspensión de Venezuela y desplegando un esfuerzo considerable para convencer a diversos países del Caribe, quienes al final prefirieron abstenerse”.
Implicaciones de la resolución
Para Alba, probablemente lo más trascendental es el llamado a los países miembros y observadores de la OEA a adoptar las medidas que estos estimen convenientes para ayudar al restablecimiento del orden democrático en Venezuela.
“Este llamado va a servir para que especialmente diversos países de América Latina comiencen a adoptar sanciones contra funcionarios del Gobierno de Venezuela y otras medidas que aumenten la presión internacional para que el Gobierno de Maduro entienda que debe buscar una solución”.
No en vano, la propia resolución reafirma que “sólo a través de un diálogo nacional con la participación de todos los actores políticos y otros actores interesados venezolanos, se podrá alcanzar la reconciliación nacional y acordar las condiciones indispensables para celebrar un nuevo proceso electoral que refleje realmente la voluntad” de los venezolanos.
De manera indirecta, el documento también delinea lo que un número importante de países considera como concesiones fundamentales que el gobierno venezolano debería hacer si quiere buscar una salida. Por ejemplo, la convocatoria de un proceso electoral que cumpla con las garantías necesarias y permita “la participación de todos los actores políticos venezolanos”, la restauración de la “autoridad plena de la Asamblea Nacional y el Estado de Derecho”, el ingreso de ayuda humanitaria y la “adopción de medidas de vigilancia epidemiológica para evitar el agravamiento de la crisis de salud pública” mediante la propagación del sarampión, la malaria y la difteria.
¿Llover sobre mojado?
El sociólogo Alí Ruiz enfatiza que la resolución OEA es un saludo a la bandera: “Es más demagogia y pérdida de tiempo. Aquí priman otros intereses, lo petrolero, lo geográfico, los recursos en juego, todo eso retrasa una acción contundente de la cual está urgida Venezuela. Es un saludo a la bandera, porque parece que la OEA y el mundo entero no asumen, no acaban de entender que Nicolás Maduro y su régimen están cerrados al mentado diálogo y a acceder en todas estas solicitudes –justas sí- pero que significan la salida del poder de la revolución y en eso ello no cederán ni un milímetro”.
Ruiz señala con preocupación: ¿Cómo llamar a un dictador, a un tirano, a un sátrapa, a un corrupto, a un violador de leyes, a un abusador de carta mayor a que deponga una actitud y asuma una posible salida, si él no se está planteando ninguna salida, sino más bien la perpetuidad? Maduro jamás aceptará que su elección fue un fraude, dirá que esa es tesis del imperio y sus lacayos en el país, ya lo ha dicho y requeté dicho, quien no entienda ese discurso de verdad no entiende la realidad de Venezuela y que la solución no está en un diálogo con el diablo; ¿Quién dialoga con el diablo?”.
La politólogo Migdalia Fernández Pérez insiste en que la solución al conflicto venezolano más que en la presión internacional está en la presión nacional que no se está ejerciendo:
“Tenemos un país donde se va la luz en el Zulia hasta por 18 horas, dos y tres veces de día, de tarde, en la mañana, en la madrugada cuando la gente duerme, un país donde el problema del agua es un drama para muchos, donde el gas es un servicio que no llega a gran parte de la población, donde la gente se transporta en perreras, chirrincheras, camiones cava, como cochinos, corriendo peligro. Donde las estaciones de gasolina están atestadas de colas a cualquier hora del día, donde el servicio de Internet es pésimo, donde sigue la escasez de alimentos y medicinas, donde las cajas CLAP se convirtió en un engaño que cada vez llega menos a menos hogares y que aquí a lo interno, ni el Frente Amplio Venezuela Libre, ni la Mesa de la Unidad Democrática, ni los partidos políticos por sí solos, ni el movimiento estudiantil, ni la organización sindical, ni la agrupación de gremios profesionales y técnicos –a excepción de los médicos y enfermeras- ni los consejos comunales, ni asociaciones de vecinos, nadie haga nada, el país a lo interno está inerte, inactivo, todo ese mal que estamos padeciendo no nos mueve las fibras para presionar desde adentro y si eso no ocurre no será suficiente la presión internacional, porque hasta ahora, el Gobierno se ha mofado de todo eso teniendo aliados estratégicos de donde sostenerse, mientras el nivel de calamidad de la gente se dispara”.
Santiago de León
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11:08:00
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