¡CINCO AÑOS DE DESMADRE! El Presidente más nefasto de Venezuela en 40 párrafos
A la pregunta de ¿quién lo hubiese hecho peor, Chávez o Maduro? no hay respuesta. Lo único realmente cierto es que Chávez delegó a Maduro y éste continuó su legado, o al menos eso asegura un ala de la revolución bolivariana, pero hablar de los cinco años de Maduro en el poder, los cuales se cumplieron el 14 de abril pasado, es decir hace cinco días, es hablar quizá del peor gobierno que haya conocido el país a lo largo de sus cinco fundaciones republicanas.
Al hacer un balance muy resumido de estos cinco años, medido en los indicadores actuales encontramos que en el primer trimestre de 2018 la inflación se situó en 453,7 %, sólo en marzo se ubicó en 67 % y la cifra anual va por 8.877,1 %, cifras aportadas por la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), porque, el Banco Central de Venezuela (BCV) en los cinco años de la era Maduro no ha publicado más nunca una cifra ni un indicador económico.
Cifras del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS – FVM), revelan que la Canasta Básica Familiar de marzo de 2018 se ubicó en Bs. 75.446.014,83 bolívares y en los más de siete aumentos de salario mínimo decretados por Maduro en sus cinco años, éste no llega ni a los 2 millones de bolívares.
Desbarataron PDVSA
En cinco años, la Venezuela de la gestión Maduro no diversificó en nada la economía. La dependencia de la renta petrolera aumentó, pero al mismo tiempo la producción del único recurso que le genera al país ingreso de divisas viene en caída libre y sin paracaídas.
El economista, consultor y reconocido experto petrolero José Toro Hardy destaca que Venezuela enfrenta la peor caída en la producción de crudo desde el año 2013, precisamente cuando asume Nicolás Maduro. Hardy señala que en los últimos 22 meses la baja de producción fue de 700.000 barriles diarios, citando cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleos (OPEP).
José Bodas, directivo de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV), indicó que por la falta de equipos y dinero se descuida el mantenimiento en muchos campos petroleros que producen al mínimo o están cerrados, mientras que las refinerías procesan 350.000 barriles/día de crudo cuando su capacidad es de 1.300.000 de barriles al día.
Consecuencia de este desastre y aunado a la pésima política macroeconómica y monetaria, el fatídico pronóstico del consultor, economista y reconocido especialista en petróleo, Orlando Ochoa se cumple: Venezuela entra por primera vez en su historia en la banda del default (impagos), obligando esto al Gobierno a reestructurar la deuda externa contando, afortunadamente para el régimen y desafortunadamente para el país, con la asistencia financiera de Rusia y China.
El 14 de noviembre de 2017, Venezuela entró en default parcial tras el impago de 200 millones de dólares en sus bonos globales, según la calificación de la agencia Standard & Poors.
La misma agencia calificadora se convirtió en la primera en declarar el default parcial de Venezuela, indicó que actuó luego de que se cumplieran los 30 días de gracia otorgados para pagar el cupón de los bonos 2019 y 2024.
Ante esta realidad, el Gobierno se cobijó en sus protectores Rusia y China, pero no es una protección gratuita. Rusia, a través de la estatal petrolera Rosneft y China adquirieron importantes acciones a través de la figura de “empresas mixtas” en la Faja Petrolífera del Orinoco y en la nueva teta mil millonaria que este agraciado suelo venezolano ahora explota sin contraloría alguna, el Arco Minero.
Maduro anunció entonces avances en negociaciones con sus aliados China -al que se adeuda unos 28.000 millones- y Rusia, que firmó un primer acuerdo que reestructura 3.000 millones de los 8 millardos que le debe Venezuela ¿de dónde va salir ese pago? Ya se mencionó en el párrafo anterior.
Economía miserable
No conforme con los fracasos de los programas económicos absurdos de Hugo Chávez: Fundos zamoranos, gallineros verticales, criaderos de cachamas en tanques de agua, cultivos organopónicos, arepa socialista, ruta de la empanada, huertos familiares, patios productivos, Maduro extendió la miseria con el plan conejo, los mismos gallineros verticales de nuevo, las panaderías socialistas y la peor de todas las creaciones los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción Socialista (CLAPS) que se convirtió en un instrumento insuficiente, vacuo, engañoso y perverso con el cual se trató de suplementar la ausencia de producción de alimentos y productos de higiene personal por unos rubros de pésima calidad importados y en cantidades limitadísimas a una miserable cajita que debía durarle al menos 15 días a una familia de cinco miembros.
Hoy por hoy, los CLAPS no le llegan ni al 40% de la población y se ha convertido en instrumento de pago en organismos del Gobierno, así como el premio al chantaje en procesos electorales.
Aunado a el absurdo e insuficiente CLAPS, se suman los nuevos mecanismos de control electoral y social a través de los llamados programas de “aportes sociales” vía carnet de la patria, carnet de hogares de la patria, madres del barrio y todas estas tarjetas que son una aplicación de la misma medida controladora de la libreta de alimentación cubana.
¿Y el petro? Otra mentira más, otra mampara con la cual burlarse del país, un instrumento que murió al nacer, una puerta abierta a la continuidad de la corrupción, un intento por tapar la catástrofe monetaria que ahora tiene nuevo nombre y tres ceros menos.
¿Y lo social?
Quintuplicando el esquema populista de Hugo Chávez, el de Nicolás Maduro se basó en un plan propagandístico muy bien diseñado cuya primera imagen basada en los “ojitos de Chávez” sería la bandera del laboratorio mediático de ideologización paralelo al empobrecimiento de la población para someterlo bajo el control de supuestos programas sociales complementarios que solo son mecanismos de control y manipulación.
Ante la caída casi total del aparato productivo, todo controlado por el propio Estado, se profundizó la escasez de alimentos en los anaqueles y se disparó el llamado “bachaqueo” como modalidad de comercio y venta ilegal y sin control de los propios alimentos en tarantines callejeros y en la frontera con el desatado contrabando de extracción que tiene entre sus impulsores a los propios militares de alto y mediano rango en el país.
Las interminables colas en los supermercados, más la incapacidad de la gente de conseguir productos de primera necesidad, alimentos, medicinas, repuestos, entre otros rubros secundado además por el indiscriminado e ilimitado incremento en el precio de todos los productos redundó en una crisis económica y social de la cual no se ha salido y que por el contrario se ha agudizado observándose en Venezuela como nunca antes, gente hurgando en la basura para comer y decenas de familias empobrecidas a niveles de miseria, deserción escolar a todos los niveles, inicial, básica, diversificada y universitaria y el inicio con esto de la diáspora de nuestro talento joven.
Catástrofe política
Desde 2013, sobre Nicolás Maduro se ha cernido dos aspectos que no lo dejan dormir. El primero es que el Presidente no ha podido comprobar fehacientemente que es venezolano, caraqueño como se dice ser. Existen supuestas pruebas que confirmarían que el jefe de Estado es colombiano, situación que lo anularía automáticamente como Mandatario venezolano por violar la Constitución. Pero, por otra parte, su triunfo contra Henrique Capriles siempre fue dudoso. Expertos y analistas afirman que dado el poco margen de ventaja del candidato opositor sobre Maduro, su Consejo Nacional Electoral (CNE) con funcionarios acomodados a la medida del régimen, manipuló los resultados para que fuera Maduro el ganador.
En lo sucesivo, la crisis política fue progresando. El chavismo se fue resquebrajando a lo interno y ello devino en una derrota muy contundente en las elecciones Parlamentarias de 2015, etapa clave en la profundización de la catástrofe política.
Desafortunadamente, la mayormente opositora Asamblea Nacional, con su mayoría calificada obtenida en votos, tampoco supo interpretar el momento histórico y lejos de actuar con prudencia, cautela y estrategia, ofreció "imposibles" y "subestimó" al enemigo al punto de darle al Gobierno en bandeja de plata los elementos para neutralizarla con el aval del TSJ de facto a través del decreto de desacato. El ahora jefe de campaña de Henri Falcón, Claudio Fermín, dijo en su momento: "El error más grande es la oferta engañosa e inmediatista en la cual incurrió el parlamento venezolano, porque decepcionó al país, porque no actuó conforme a la esperanza del país de un cambio verdadero".
cuando, impactados por la derrota electoral en los comicios del Poder Legislativo, el Parlamento saliente nombra, violando flagrantemente el debido proceso, a unos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que servirán de mampara y al mismo tiempo de soporte de una hegemonía autoritaria con ribetes dictatoriales para gestar progresivamente y a partir de la anulación de los cuatro diputados de Amazonas las condiciones de blindaje de dicha hegemonía impidiendo con ello que la mayoría calificada ganada por la Asamblea Nacional (AN) ejerciera sus funciones como establece la ley.
Posteriormente, vino una política profunda de intimidación, persecución, encarcelamiento y amedrentamiento contra dirigentes opositores de alta, media y hasta baja incidencia.
Llenaron El Helicoide de presos políticos, el más significativo Leopoldo López Mendoza, luego Manuel Rosales, después Antonio Ledezma y sucesivamente, la persecución que tiene a un centenar de líderes políticos en el exilio y hasta un TSJ entero en esa misma condición de exiliados.
Las protestas recrudecen con base a la insostenible crisis y de ella quedan más de 150 muertos a manos de una Guardia Nacional Bolivariana que se enfrascó en la más brutal represión contra las manifestaciones, que en principio comenzaron siendo pacíficas y luego se transformaron en violentas como respuesta a la violenta respuesta del Gobierno.
El TSJ madurista esgrimió sentencias violatorias de la Constitución y divorciadas del precepto democrático. La fiscal general vigente y legítima de Venezuela, la chavista Luisa Ortega Díaz dio un paso al frente no avalando más los abusos del régimen y le valió que la tildaran de demente, la amenazaran, la persiguieran y la obligaran a exiliarse para luego colocar en su lugar a un fiscal designado sin la aprobación de la Asamblea Nacional.
La todopoderosa a la medida
Ante la debacle política del chavismo y tras anular vía TSJ a la AN, a Maduro no le quedó otra, bien asesorado por Pedro Carreño, Hermann Escarrá, Isaías Rodríguez, entre otros a convocar una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) “setorial y territorial” algo totalmente al margen de la Constitución que establece claramente que solo el Poder Originario que reside en el pueblo de Venezuela tiene la potestad de aprobar su convocatoria.
Maduro la convocó y la impuso a su medida sin consultarle al pueblo para luego, a través del CNE parcializado, decir que 8 millones de votantes aprobaron la ANC, cuando el número de participantes fue inferior a 3 millones, resultados estos criticados e impugnados por la propia empresa prestadora del servicio tecnológico para el proceso, Smartmatic.
La doctora en Ciencias Políticas, Carmen Ramona Maurera lo aprecia así: "La ANC es ilegítima y el día que regrese el hilo constitucional a Venezuela será el primer órgano que debe suprimirse y abrirse un juicio para encarcelar, por violación a la Constitución y traición a la patria a todos sus integrantes, en especial a la directiva. Si te fijas, no hay nuevo liderazgo, la ANC está integrada, en su mayoría por los mismos diputados de la extinta Asamblea Nacional que perdió en elecciones del 2015 y conformada por la misma gente que ha gobernado durante 20 años este país, el mismo Aristóbulo, el mismo Diosdado, Darío Vivas, Pedro Carreño, Cilia Flores, Delcy Rodríguez (...) gente que ayer fueron diputados de la AN, antier gobernadores y así, una rosquita que gira y gira entorno a ellos mismos, un mini imperio socialista enquistado en nuestro país".
Crisis humanitaria
En cuanto al tema del servicio hospitalario, que por mandato constitucional es inherente a toda persona que nace y vive en este país, han sido los cinco años más críticos en la historia republicana.
En cifras de la Federación Médica Venezolana, son más de 3 millones los venezolanos a punto de morir por falta de recursos o de medicamentos para tratar su padecimiento clínico.
En Venezuela, no hay hospital, dispensario, Centro de Diagnóstico Integral (CDI), ambulatorio e inclusive clínica privada que pueda ofrecer un servicio sin escasez. No hay gasas, no hay jeringas para inyecciones, no hay alcohol, no hay yodo povidona, que son de los más básicos insumos que se consigue en países más pobres como Haití en los botiquines de primeros auxilios de los salones de clase escolares, ni hablar de tratamientos para enfermedades crónicas que son causal de incontables muertes en el período presidencial del hijo de Chávez, del presidente obrero.
En este contexto, sucumben todos los días pacientes de cáncer, SIDA, diabetes, insuficiencia renal e intervenciones quirúrgicas mayores a falta, no solo de recursos para costearlo en instituciones privadas o fuera del país, sino que el propio Estado en sus hospitales gratuitos no garantiza la atención por falta de insumos.
Al tema hospitalario se suma una pésima prestación de servicios públicos en todos los niveles, siendo el eléctrico el de mayor incidencia y al mismo tiempo el más decadente de los servicios esenciales. Los apagones y racionamientos eléctricos recrudecieron y hasta el día de hoy forman parte del padecimiento histórico en país latinoamericano alguno.
¿Las razones? Corrupción, desinversión, desprofesionalización y politización de las empresas de servicio eléctrico. El logro de la descentralización se tiró al barranco y se concentró en la centralista Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) la tutela de lo que hoy se considera el peor servicio público que tiene este país.
Hoy, en el Zulia, por ejemplo, una ciudad como Maracaibo con niveles de humedad sobre el 40 % y altísimas temperaturas, hay sectores que se les va la electricidad por espacio de entre 8 y 12 horas DIARIAS, algo impensable que ocurriera en el país con las reservas petroleras probadas más grandes del planeta.
El servicio de agua potable es otra calamidad, el transporte ha colapsado a niveles realmente críticos y la recolección de desechos sólidos es prácticamente inexistente.
Cinco años se dice fácil, pero es bastante complejo resumirlos en tres o cuatro páginas, pero aquí se trató de compilar en un esfuerzo de síntesis lo que han significado para el país, los cinco años más catastróficos de la historia política, económica y social de Venezuela ¿Alguien lo duda?
Santiago de León
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¡CINCO AÑOS DE DESMADRE! El Presidente más nefasto de Venezuela en 40 párrafos
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