Presidenciales 2018: Total incertidumbre en reglas, total certidumbre en resultados ¿Participar o no, y qué más hacer?
Con el transcurrir del tiempo y las subsecuentes acciones políticas que cada día van asfixiando a un país en hiperinflación y gigantesca crisis socioeconómica, asalta al recuerdo las palabras que otrora los comicios regionales expresó la líder de Vente Venezuela, María Corina Machado, una mujer con muy poca aceptación popular, pero con una postura siempre coherente con sus planteamientos: “No están dadas las condiciones para participar en un proceso electoral que es nulo de toda nulidad, cuando quien lo convoca es la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente (ANC) un órgano que carece de legitimidad porque se impuso vía violación de la Constitución y sin la aprobación del Poder Popular Originario”. Al mismo tiempo parece hacerse comprensible la decisión tomada por Juan Pablo Guanipa, quien luego de ganar en elecciones la Gobernación del Zulia, decidió no tomar juramento ante la ANC por las mismas razones esgrimidas por María Corina. Ahora toca decidir ¿qué hacer el 22 de abril?
De momento, el portal web Diario de las Américas cuelga hoy una encuesta en la que consulta a los venezolanos sobre si participar o no: ¿Cree que la oposición venezolana debe participar en las elecciones presidenciales convocadas para el 22 de abril de 2018?
El 15,76 % considera que sí y el 79,39 % asegura que no. Un
poco más del 4 % no lo tiene claro. Es comprensible no tenerlo claro por lo que
está en juego y en tales condiciones hay que mirar el escenario con lupa antes
de tomar una decisión visceral y equívoca, de ello tiene la oposición un best
seller.
¿Por qué no votar?
El destacado abogado y articulista José Ignacio Hernández,
reconoce que “no existen en Venezuela condiciones institucionales que
garanticen elecciones presidenciales libres y transparentes pese a los
esfuerzos realizados, en consecuencia, no es posible, en estos momentos, una
salida electoral”.
El sociólogo y politólogo Octavio Salazar lo explica desde
la raíz: “Aquí se libró una lucha que dejó un centenar de venezolanos muertos,
entre muchas otras cosas, para impedir que el Gobierno montara una ANC sin la
consulta obligada al pueblo y el Gobierno montó su ANC mintiéndole al país
sobre la cifra de votantes, engaño que refrendó luego Smartmatic, empresa que
maneja el software del cual se sirven las máquinas de votación: ‘manipularon
los resultados’. Que la oposición no haya sabido canalizar la protesta y luego
la imposición de la Constituyente es otro tema, pero desde ese mismo instante,
aquí todos los actos son ilegítimos. Si el Ejecutivo pudo neutralizar al único órgano
realmente constitucional de los últimos procesos electorales venezolanos como
es la AN, la oposición debió, bajo esa misma metodología, desconocer a la ANC”.
Con esta aseveración, Salazar infiere que “desde un
principio no se debió votar en las regionales ni en las municipales, pero allí
no hubo consenso o sí lo hubo, con el Gobierno. Desconocer implica
desobediencia. La Constitución establece en su artículo 350 la desobediencia
civil y en estos casos hay que invocarla, no se hizo porque algunos opositores
fueron comprados y otros sencillamente sucumbieron ante la posibilidad de
regresar al poder perdido, pero en este momento, toca hacerlo y con un consenso
total, porque aunque la oposición logre un milagroso acuerdo entre ellos de no
participar en las presidenciales, el Gobierno montará un teatro con un partido opositor como MIN Unidad
creado por ellos en un ‘para que crean’ que muchos incautos terminarán creyendo
y todo eso hay que desmontarlo”.
En su cuenta de Twitter, el reconocido economista,
catedrático y director del Centro para el Desarrollo Económico del Kennedy
School de Harvard, Ricardo Hausmann, dejó claro cuál es la posición que se debe
asumir: “Pido al Grupo de Lima y a la comunidad internacional no reconocer los
resultados de elecciones convocadas por la Asamblea Nacional Constituyente, entidad
que el mundo no reconoce”.
Eh allí una de las principales razones de peso para la no
participación masiva en estas elecciones. Nadie las reconocerá, a excepción de
los geopolíticos interesados por vínculos muy cercanos con el Gobierno,
fundamentalmente dadas las concesiones de las que gozan: China, Rusia tal vez
Nicaragua, Bolivia y Cuba, además de las manipuladas y chantajeadas islas que
al final de todo son un cero a la izquierda, pero que igual molestan: San
Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y los países casados con el
terrorismo como Irán y hasta Corea del Norte.
El profesor de la Universidad Simón Bolívar, Carlos Leáñez
justificó el no votar con esta expresión: “Quien va a cualquier convocatoria de
su verdugo, va al cadalso (la horca). Quien finge no ver el cadalso, es
cómplice del verdugo. Quien realmente no ve el cadalso es un idiota. Desatender
las convocatorias del verdugo es un primer —y decisivo— paso”.
Un problema de
orientación política
La real calamidad que padece la oposición, al entender de la
gran mayoría más uno de los politólogos y analistas políticos, incluso
economistas consultados, es la desorientación e incapacidad de asimilar los
golpes o “jugadas” que hace el Gobierno.
El doctor Alexis Romero sentencia que desde el principio el diálogo
estuvo muy mal encausado: “Ese grado de secretismo misterioso de unas
conversaciones que debieron más bien convertirse en debate público y cuyos
resultados paulatinos les fueron negados a la sociedad venezolana para al final
llegar a nada, marcó un error político y diplomático en este tema”.
Romero admite: “Se está claro que en un proceso profundo de
negociaciones entre dos partes que literalmente no se toleran, es difícil
dirimir los puntos de desencuentro ante la mirada de la opinión pública, pero
todo tiene su límite. Con este, se cierran tres intentos fallidos de diálogo y
eso ocurre porque no hay voluntad de cogobernar y no la hay porque quienes
están en el poder no quieren cederlo bajo ninguna circunstancia, incluyendo un
resultado electoral más que contundente como el de la AN en 2015”.
Romero agrega que “en Alemania, unas conversaciones que
duraron solo 24 horas fueron suficientes para que la fracción que ostenta el
poder y el partido de oposición sellaran un acuerdo de cogobierno que favorece
a todos, eso no se da en Venezuela porque más allá de ser enemigos políticos,
hay demasiados intereses y mucha corrupción por debajo que lo impide”.
“¿Cómo un diálogo por la paz coexiste con un programa de
televisión como Con el Mazo Dando o como la Hojilla? ¿Cómo coexiste un diálogo
por la paz cuando un Presidente vive insultando, amenazando y hasta burlándose
de los opositores?
¿Cómo llevar un diálogo por la paz cuando a la par hay
persecución política y muerte sin justificación como la masacre ocurrida en El
Junquito?
¿Cómo sostener un diálogo de encuentro y de sana convivencia cuando
tu órgano electoral, subordinado a ti como Poder Ejecutivo, inhabilita
candidatos y partidos políticos para que no participen en las elecciones? ¿De
qué se trata este diálogo si en paralelo se decide una fecha electoral fuera de
la mesa de negociaciones y en condiciones abiertamente desiguales?
Cuando le
encuentras respuestas a estas preguntas, entonces concluyes en dos cosas, una –y
es la principal- aquí la oposición no debe participar en elecciones bajo estas
condiciones y dos la oposición se pasó e ingenua y desorientada al prestarse a
un diálogo en el que paralelamente se daban todas estas inquietudes que te he
mencionado”, reflexiona al detalle el doctor Romero.
Finalmente, el politólogo Edgar Gutiérrez pone candado a la Santamaría:
“A estas alturas, ir o no ir resulta irrelevante, esa es la verdad. Un régimen
como el de Maduro no convoca elecciones para perderlas”.
El experto afirma que “el diseño del proceso electoral está
orientado a no perder. Si la oposición acude, irá con gran probabilidad de que
le roben los resultados. Si no va, pasará lo mismo, pero con su ausencia. Si
concurre con el mejor candidato posible y no hace nada después, mejor que no
vaya. Si no va para ver cómo ‘se cae sola’ la dictadura, pues tampoco sirve.
Esta es una elección con total incertidumbre en las reglas y total certidumbre
en el resultado”.
Sobre ese escenario, Gutiérrez asegura que llegó el momento
de la creatividad. “Nos alcanzó el debate en el que la oposición debe
responderse estas preguntas: ¿Cómo mi participación abona el quiebre del
gobierno? ¿Cómo construyo sobre el vacío si decido no participar? ¿Qué hacemos
el día de la elección? ¿Cómo movilizo más gente? ¿Qué le hace más daño al
gobierno?”.
Santiago de León
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10:14:00 a.m.
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