Henry Ramos Allup: El inaccesible


A un mes de haber asumido su cargo como presidente del parlamento venezolano, el diputado Henry Ramos Allup mostró una faceta de su personalidad que dista mucho de la popularidad que ha alcanzado desde su elección.

A continuación transcribimos el texto de las periodistas Judith Valderrama y Mariana Duque, de “Los Andes” El Semanario del Táchira, quienes, a pesar de cumplir con todos los trámites respectivos no pudieron lograr una entrevista con el presidente de la AN:

Hacía tiempo que no sonaban aplausos tan enérgicos entre los venezolanos de la oposición. Se volvieron a sentir casi con el furor que se le da a un héroe. El reconocido con halago no era otro, que Henry Ramos Allup cuando tomaba posesión de la Presidencia de la Asamblea Nacional. La apertura, la democracia y el cambio de formas “para tratar al pueblo”, desde esa tribuna y a los diputados mismos, era parte del paquete prometedor que ofrecía el hombre de mucha trayectoria política, y poca ovación en su historia propia. Pero en la intimidad del hemiciclo, de los diputados y de la gente que se le acerca, el hoy popular Ramos Allup, no deja de ser un hombre inaccesible para quien no llega a su talla –en su concepto- incluso los diputados son regañados a su antojo plenipotenciario, en público.

El 5 de enero, hace un mes, resurgía el dirigente ocupando la silla presidencial del máximo ente legislador del país. A esa posición llega con voto de la mayoría (62) de los 112 diputados de la Mesa de la Unidad Democrática –MUD-. Ramos, de 72 años de edad, odiado por muchos y admirado por otros, por fin ocupa un cargo de relevancia en la política nacional ganado con votos. Su momento llegó.

La admiración en torno al diputado creció, no solo porque se encargó de “poner orden” dentro del hemiciclo, establecer igualdad entre oficialistas y opositores; sino por permitir el ingreso de los medios de comunicación al Salón de Sesiones del parlamento, lo que ha dado paso a que los debates se vean en televisión en vivo, y los diputados puedan ser entrevistados por diversos medios públicos y privados que ingresan sin trabas.

Su “boom”, como defensor del trabajo comunicacional lo hizo más grande. En medios nacionales e internacionales se convirtió en rating la figura de Henry Ramos Allup, quien gana la imagen de ser un hombre accesible y presto a atender a todos. Sin embargo, su personalidad lo revela diferente; el hombre que ante muchos es amable y hasta bromista, muestra rasgos de inaccesible y déspota. Actúa con discriminación evidente en materia de acceso de periodistas a su persona. Si el medio es de resonancia nacional o internacional, acepta ser entrevistado; si el periodista tiene fama global, hasta le deja sentarse en la silla principal del hemiciclo. Hay que ser muy grande en audiencia para llegar al diputado “gigante”, según dibuja el adeco de mucho kilometraje.
Para el Táchira: El NO rotundo

Dos periodistas de “Los Andes”, el Semanario del Táchira, en representación también, de las ediciones del Diario de Los Andes Trujillo y Mérida, viajaron a Caracas para entrevistar a Ramos Allup. Con más de 15 días de anticipación se cuadró el encuentro de manera directa y reiterada con el jefe de Prensa de la Asamblea Nacional, Oliver Blanco, quien respondió al llamamiento. También a través de diputados de diversos partidos políticos del Táchira y de otras regiones. El demócrata, con seguridad –estaban todos convencidos- daría un espacio para hablar a la población de tres estados venezolanos.

Lo que era un hecho, la entrevista, se cayó. Pero la información vibra como la vida, y llevó a un pesado redescubrimiento del diputado “estrella” de los medios de comunicación. Afloró la otra cara de Ramos Allup; la del “déspota y antipático”, como le etiquetan en público personalidades políticas (Embajador de EEUU y otros).

El adeco Ramos volvió a ser el que muchos conocían antes del 6 de diciembre. En otro contexto, tiene el poder político que jamás tuvo, es el presidente de la Asamblea Nacional del país; “pero sigue siendo el mismo”, narró un exdiputado que tiene décadas conociéndolo.

¿Quién se atreve?


En la imaginaria que permite la evidencia, los diputados del Táchira que aupaban la entrevista para Los Andes, parecían tener recelo de acercarse a Ramos Allup. Le pasaron el mandado al diputado Edgard Zambrano, respetado y muy cercano al plenipotenciario Ramos, a quien con seguridad no rechazaría. 

El legislador Zambrano, desde el día anterior había concertado una cita con las periodistas, para lograr romper las barreras de comunicación existentes. Todo transcurrió como estaba en el plan. Ya sentadas en el balcón del despacho de Ramos, desde donde se ve la fuente de agua del Palacio, y a centímetros de su presencia, solo faltaba prender el grabador y dar inicio a la entrevista. Incluso en el fondo del despacho se oyó la voz chillona del diputado “estrella”, quien en segundos daría paso a la prensa andina, según lo previsto. 

El parlamentario Edgard Zambrano, oficioso y atento, salió del despacho al encuentro con la prensa andina, sin mayores explicaciones, dijo: “Es mejor que lo agarren en el pasillo, él ya va a salir. A ustedes no les dirá que no”. Y para sorpresa de las comunicadoras se separó, una vez cumplida su misión de contacto. 

La duda asaltaba entre quienes conocen la suspicacia de los políticos, pero sin malicia se cumplió la orden. 

De frente a Ramos Allup, se le expuso el foco de la entrevista: (Periodistas) -“…Es para las tres regiones andinas y con temas de Los Andes. Venimos del Táchira, donde la gente quiere su visión”. (Ramos A.) –“Sí, estoy enterado de la entrevista. Edgard Zambrano me dijo y le dije que no. No tengo tiempo hoy”

(Periodistas) –“¿Y mañana?” 

(Ramos A.) –“Mañana llego aquí a las cinco y media, pero tampoco tengo tiempo”. 

(Periodistas) –“¿Y cuándo puede diputado?” 

(Ramos A.) –“Estoy muy ocupado, ya dije que no”, y salió del Hemiciclo. 

Varios encuentros visuales se dieron a partir de allí entre periodistas y el diputado adeco; pero sin intercambio verbal. El Secretario de Cámara de la AN, cercano a Ramos, se enteró de lo sucedido y se interesó: “Le diré. Esperen aquí, ya les informo”. Salió al rato y dijo: “Espérenlo en el pasillo y le dicen ustedes”. Acción que no se hizo; pero faltaba el último y más grotesco intercambio. 

Una vez terminada la sesión de Asamblea Nacional del 29 de enero, en las puertas del hemiciclo se encontraron las comunicadoras con dos diputados tachirenses. Quienes sorprendidos de la negativa a dar entrevistas por parte Ramos, lo abordaron. 

El diputado Ezequiel Pérez, con su natural tono pausado y conciliador, le habló: “Diputado, aquí están las periodistas del Táchira…” y volvió a hacer el breve relato. Pero el inaccesible, como se mostró, enseñó los dientes con furia, manoteó y gritó mirando a las periodistas, dirigiéndose al valiente parlamentario, que al igual que él, llegó con votos a ese aposento del poder. “Ya les dije que no…”, parecía que le respondiera a Diosdado Cabello, en vez de un homólogo y compañero de tolda blanca. “No tengo tiempo ni en este momento, ni en el transcurso del día, ni al día siguiente. Ya les dije”. 

Su expresión corporal y verbo era agresivo. Su tono elevado. Movía los brazos, parecía estar fuera de sus cabales. Tenía otra cara, contraria a la que se idealiza de un político demócrata que declara estar abierto a los medios. Tal vez, no a todos los medios, fue la reflexión. Pero que tratara de ese modo a un diputado de su tolda blanca fue la noticiosa revelación que Ramos Allup, el presidente, ese día dio. 

Entiéndanlo periodistas 

Después del funesto episodio, el Secretario de Cámara se acercó a dar una explicación de lo ocurrido. Según él, “Henry” no podía declarar porque no quería cambiar el tema del día que trataba sobre la primera discusión de la Ley para obtener los títulos de propiedad de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Al responderle que la entrevista no sería publicada ese mismo día, dio otra explicación. Alegó, que el Presidente de la AN no está atendiendo a medios del interior del país, no porque sean pequeños; sino porque son tan grandes que si declaraba, por ejemplo del Táchira, el tema causaría controversia a nivel nacional, desviando el foco de la línea comunicacional del día. 

“Ya no es Ramos Allup, ya lo que él diga lo dice una institución”, por esa razón se estaría cuidando. El Secretario de la Cámara enmudeció, cuando conoció que esa entrevista no se estaba cuadrando ese día, tenía casi tres semanas en trámite con su jefe de Prensa y otros parlamentarios. “Ahí sí tienen ustedes razón. No he dicho nada”, concluyó el secretario.
Henry Ramos Allup: El inaccesible Henry Ramos Allup: El inaccesible Reviewed by Moisés Arévalo on 4:18:00 p.m. Rating: 5

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